Independiente acaba de empatar como local contra la Liga de Quito y quedó prácticamente eliminado de la Copa Libertadores (a la que nunca se clasificó) pues debe golear a Peñarol en Uruguay y esperar otro resultado. Una vez más, se vio en la cancha un equipo malo y sin personalidad que se encontró con un gol por un (otro) error arbitral.
Lo primero que hay que decir es que, con la seguridad de que la clasificación la definía en la altura, el equipo de Bauza no entendió este partido como una final, como lo hacía la gente del rojo; entonces su razonamiento era “si perdemos, en definitiva, no pasa nada, de última definimos de local”.
La responsabilidad estaba en Independiente. Y el cruce le quedó demasiado grande. Igual que contra Godoy Cruz, los jugadores no pudieron llegar al nivel que exigía el partido, el cual estaba muy por encima de lo que venían mostrando este campeonato.
El único del que se podía esperar algo, el “patito” Rodriguez, empezó bien pero cuando se iba complicando el partido, fue desapareciendo del juego. Se retiró lesionado cuando faltaban 20 minutos, pero hacía mucho que no estaba en la cancha. Algo similar sucedió con Nuñez.
Los locales se encontraron con un gol luego de un dudosísimo penal que arranca con una clarísima posición adelantada. Con la tranquilidad del resultado, definitivamente renunciaron al ataque y la Liga empezó a buscar el empate, el cual llegó con una jugada fortuita, la controló Barcos, definió sin ángulo y el defensor Velázques convirtió en su propio arco, con una definición de taco que, con suerte, podría imitar Dimitar Berbatov, el delantero del manchester.
Entonces Independiente agarró la pelota y, presionado por la eliminación, buscó otro gol, pero poco pudo hacer, sus jugadores no tuvieron ni el talento ni el valor (por ejemplo, no se animaban a tirar de media distancia, y no solo Battión que nunca patea).
En definitiva, sólo tuvieron dos claras, uno de Parra ni bien ingresó (que yo estaba seguro que iba a ser un gol, con la nuca o algo así; la misma sensación de que lo ganaba que tenía en el partido contra Gimnasia) y un tiro en el palo a los 83 minutos.
Es difícil de trasmitier el placer que sentí cuando, ni bien terminado el partido, le enfocan la cara de Mohamed, vencido, derrotado, perdido.
Ahora Independiente juega el próximo martes en Uruguay contra Peñarol y esperar que Godoy Cruz empate con Liga en Ecuador, pero, para no quedar afuera por diferencia de gol, debe lograr una victoria por ocho goles de diferencia.
Parece difícil, pero no definitivo.; no porque su rival ya está clasificado, no por “su mística copera”; sino porque con Grondona manejando el fútbol nunca se sabe.
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