En un partido destinado a morir 0 a 0, a Racing se le escapó un partido importante en la lucha por el título y que hubiera sido clave para forjar el carácter del equipo. Estudiantes, que se paro en la cancha a no dejar jugar a su rival, se encontró con una victoria que no buscó con un golazo de otro partido. Se perdió, pero también hay que tener en cuenta que son muy pocos los equipos que pueden jugar a lo que juega el pincha. Las chances, intactas.
El mérito de Estudiantes fue el mismo que cuando ganó el título, crear una red para impedir el juego de Racing, ese antifútbol “cerrar los partidos” que algunos periodistas le reconocían.
La base de esta estrategia fue una increíble presión, escalonada y organizada, y un planteo pensando en cómo romper las fortalezas de Racing: Mercado e Iberbia sobre Pillud y Licht, para bloquear la salida y Verón y Braña presionando sobre Yacob y Toranzo, para que Racing no pueda jugar, con un central que se adelantaba unos pasos para ayudarlos.
El mismo Berizzo, que parece que el Bielsa con el que trabajó es el ex canciller, manifestó, orgulloso, que el gran mérito de su equipo fue romper con el circuito futbolístico de Racing.
Del equipo local, hay que reconocer que siempre intento apostar por este estilo de juego que está intentando crear, con Yacob como manija, saliendo desde el fondo, tocando, cambiando de frente, etc. Como positivo o negativo, hay que decir que nunca desistió de esta búsqueda.
En gran parte del primer tiempo Racing fue más y acumuló las pocas jugadas de peligro que hubo, sobre todo con ataques por la zona de Hauche.
En el segundo tiempo fue más parejo y más aburrido. Los últimos quince, veinte minutos, la sensación era que el empate les gustaba a los dos: a estudiantes desde que piso el Cilindro y a Racing con el trascurso del partido veía cada vez más difícil entrarle al pincha. A los 37 minutos, Russo metió a Zucu por Toranzo.
Pero Estudiantes encontró un gol en una jugada de otro partido de Rodrigo López (que de todas maneras me sigue pareciendo un delantero del montón) y se llevó un partido clave.
No puedo omitir referirme al pésimo arbitraje. Abal le permitió pegar muchísimo al equipo rival, que se la pasó protestando exageradamente. Fue ordinario.
Otra vez un gol mal anulado.
Uno no comparte los argumentos que sostienen que los árbitros jóvenes no pueden dirigir ciertos partidos, porque implica que sigan dirigiendo los impresentables de siempre, pero cuando ves como Verón, Desábato o Braña le hacen la cabeza y le manejar los partidos como quieren a pibes como este uno duda.
Como siempre, quiero cerrar con un balance. Podemos ver que, como contra Boca, otra vez se nos escapa un partido importante, de local, por sólo 1 a 0, en un acierto del rival. Podríamos preocuparnos, pues la primera vez que un rival se propone cortar nuestro circuito ofensivo lo consigue, pero hay que tener en cuenta la maestría de estudiantes para presionar y terminar dejándote sin opción de pase, acorralándote. Serán pocos los equipos que logren esto.
El próximo partido, un rival que viene golpeado (aunque el primer tiempo contra Godoy Cruz jugó bien y debió haber logrado una diferencia) y, aún cuando levante, un equipo que deja jugar. Ojalá se repita lo de Olimpo. Dependerá en gran parte si juega Toranzo, que llegó a la 5ta amarilla pero se podría apelar al 225.
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